La razón principal de la dimisión de la Secretaria de Educación Pública es asegurar para el presidente y por supuesto para Morena, la gubernatura del Estado de México, en el entendido de que aunque todavía faltan nueve meses para que los tiempos electorales permitan a los partidos políticos dar a conocer sus candidatos, Delfina Gómez requiere, otra vez, hacer trabajo de tierra para recobrar las simpatías de sus paisanos y de paso evitar seguir desgastándose en la SEP.

Para nadie es un secreto que la senadora con licencia está sufriendo las de Caín para estar a la altura de la circunstancias en esa dependencia, luego de la pandemia y de la deserción escolar que está en niveles inéditos y de los recortes al presupuesto que, en eras de una “austeridad franciscana” mal entendida, la han obligado a cancelar programas que son vitales para el pleno desarrollo de los estudiantes como, por ejemplo, el de escuelas de tiempo completo.

En la víspera del cierre del primer periodo de sesiones de la LXV Legislatura, la maestra Gómez acudirá a la Cámara de Diputados, pero no crea que ante el pleno, o ante alguna Comisión, sino será en petit comité con la Jucopo para que, a escondidas, explique las razones que dieron pie a la cancelación de este programa y con ello, dejar a 3.6 millones de niños sin la posibilidad de, por lo menos, comer una vez al día y de contar con la asistencia y el apoyo de los maestros en las tareas y el reforzamiento de conocimientos.

Luego del éxito alcanzado en la Cámara de diputados por la coalición Va por México conformada por el PAN, PRI y PRD, con el rechazo a la reforma eléctrica, las dirigencias nacionales de esos partidos están midiendo la posibilidad de presentar un candidato común en el Estado de México, para alcanzar la gubernatura mediante una negociación en donde ganen todos, aunque lo más seguro es que habrá un candidato de unidad de solo dos partidos.

El Financiero